Hoy
están de moda las palabras posverdad y populismo. El mero hecho de surgir
simultáneamente ¿no sugerirán un posible
vínculo o relación entre el contenido de
una y otra?. Aunque su ámbito de vigencia es básicamente el político, vamos a
intentar proyectarlo también sobre el campo religioso.
Tanto
la posverdad como el populismo son realidades que van siempre acompañando a la
historia humana. Quizás bajo otros
términos, pero apelando/denotando las mismas realidades. Aquí solo vamos a
aproximarnos al tema de nuestra proposición, lo que significa no pasar más allá
de la sugerencia, lo que puede conllevar una simplificación de la cuestión.
Se
entiende por posverdad la predominancia en los comportamientos/opciones
humanos de las emociones y las creencias
personales sobre los hechos objetivos o verdades racionales.
Entre
las muchas y diferentes definiciones, nos acogemos a la de Bernard-Henri
Levi, que por populismo entiende “la confianza ilimitada en los recursos y en la
capacidad del pueblo, y desconfianza hacia todo aquello que podría interpretar,
desvirtuar, diferir la justa expresión de ese pueblo que, librado a sí mismo,
libre de obstáculos, tiene buen criterio por naturaleza”.
Es evidente que el
mensaje, tanto del populismo como de la posverdad, compagina más con la
categoría social de “pueblo”, gente
sencilla y más creyente que culta, que
con las “elites” intelectuales y de poder.
Aunque
su origen y su significado tengan en su empleo un marcado sentido ideológico ,
concretamente político, ¿qué poder decir
de la posverdad religiosa? Porque también podía extenderse su significado y vigencia al
ámbito de las religiones, incluida la religión católica.
Es
indudable que la fe religiosa se apoya y mueve más en el ámbito del sentimiento
que en el de la razón. La fe, su expresión más cabal, es un abrazo sentimental
a realidades que traspasan el horizonte de la razón. La religiosidad –no se
olvide- es una experiencia emocional de lo sagrado. Y quien más acude y se
acoge a la experiencia y al sentimiento, y menos se apoya en la verdad-razón,
es el pueblo, es decir, la gente menos ilustrada, de ahí que la creencia
popular se mueva en gran medida en la experiencia-posverdad religiosa.
Esta
parece ser la dirección en que empieza a moverse en la actualidad la
proclamación del kerigma católico, en respuesta tardía a las direcciones del
último Concilio, que, hasta ahora, habían estado congeladas.
A
esta nueva realidad/mentalidad parece querer responder la propuesta religiosa
del Papa actual. Recurriendo a terminología clásica, tanto en su discurso
cotidiano , como en sus documentos institucionales, el Papa Bergoglio suele moverse preferentemente en torno al ethos (la credibilidad de la propuesta)
y al pathos (la emoción, el afecto,
el amor), que al logos (la verdad
racional religiosa en sí). Esto es tan cierto, que no es difícil percibir un
nuevo caminar de la Iglesia en este sentido a partir de su magisterio. Un nuevo
caminar, por cierto, que, como decimos, viene a responder a las exigencias del
último Concilio.
Toda
la actuación pastoral del Papa Francisco responde a esa misma dirección. Las
pruebas son, por distintos caminos, diariamente constatables. Por ejemplo, la
actitud de los cuatro altos Cardenales que le presentaron al Papa Bergoglio los
famosos “dubia” sobre el documento pontificio “Amoris Laetitia”, no
signficará una respuesta-reación de la verdad-razón-tradición a una supuesta posverdad religiosa del Papa
Francisco en ese documento?
Esta
relación entre posverdad y populismo religioso en la proclamación religiosa del
Papa actual, no es muy de extrañar, pues
la tendencia política del populismo también se ha aplicado en contextos religiosos, como, por ejemplo, en la teología de la liberación. Es más,
ya se ha llegado incluso a escribir (1) sobre la gran influencia que el
movimiento populista argentino “la teología del pueblo” tiene sobre el pensamiento del Papa Bergoglio, hasta
el punto de calificarle como populista.
Este
nuevo caminar de la fe es, sin duda, una necesaria y necesitada humanización de
la religión. Aparte de responder al mandato y orientación del último Concilio, parece
ser la opción o alternativa para el anuncio del Evangelio en esta “modernidad
líquida” (Zygmun Bauman), con
cierta garantía para la fe de ser social y personalmente acogida.
ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO
(1)
Górski, Eugeniusz
(1994). Dependencia y originalidad de
la filosofía en Latinoamérica y en la Europa del Este. México: UNAM. p. 162.. Beltramo Álvarez, Andrés (14 de
marzo de 2014). «Papa Francisco: ¿teología del
pueblo o populista?». Vatican
Insider. La Stampa. Scannone,
Juan Carlos. «Perspectivas eclesiológicas
de la ‘Teología del Pueblo’ en la Argentina». Biblioteca Católica Digital..